El miércoles 24 de mayo, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, visitó el Vaticano. Fue la primera reunión oficial con el papa Francisco.
Los dos hombres se reunieron en el estudio privado del papa por casi media hora, acompañados solo por un intérprete.
Después de una conversación personal, Francisco dio la bienvenida a la delegación de alto rango, que consta de la esposa del presidente de EE.UU., Melanie Trump, su hija Ivanka y su esposo Jared Kushner, además del Secretario del Estado, Rex Tillerson y una serie de asesores presidenciales, entre ellos Herbert McMaster, Asistente de Seguridad Nacional.
El pontífice bendijo a Melanie y preguntó lo que los invitados comieron en Roma. La esposa del presidente y su hija estaban vestidas según el protocolo del Vaticano. Esta prescripción implica la ausencia de tres colores en la vestimenta: blanco, rojo y púrpura (los colores del traje del Papa y los dignatarios de la iglesia). Las mujeres llevaban vestidos negros con elementos de encaje, encima de sus cabezas había pañuelos, aunque este atributo ya no se considera obligatorio para las mujeres durante una audiencia con el pontífice.
Donald Trump y Francisco intercambiaron un apretón de manos. Al final de la reunión, el Papa regaló al presidente de Estados Unidos un medallón conmemorativo.
Después de una audiencia con el pontífice, Trump fue a Bruselas para conducir las negociaciones con los representantes de la UE y la OTAN. Luego, regresará a Italia para otra cumbre.