Según un reciente informe del Standard Chartered Bank, la política arancelaria que ha propuesto Trump corre el riesgo de tener un gran impacto en la inflación de Estados Unidos. Parece que Trump y Vance han decidido jugar a "¿Quién quiere ser inflacionista?".
Este dúo político es partidario de imponer un impuesto del 60% a todos los bienes procedentes de China y un impuesto del 10% a las importaciones de otros países. Está claro que tal decisión aumentará el impuesto medio del país: ¡del 4,8% al 15,6%! No se trata de una broma, sino de matemáticas reales.
Los expertos del Standard Chartered Bank creen que tales medidas aumentarán el nivel general de precios en EE.UU. en un 1,8%, y esto ocurrirá en los próximos dos años.
Esto significa que la inflación anual aumentará 0,9 puntos porcentuales. Me pregunto si alguien ha dicho alguna vez que los impuestos podrían inspirar el aumento de la inflación.
Por cierto, nadie ha tenido en cuenta aún todos los efectos indirectos, como el traslado de costes a los consumidores o los cambios en las cadenas de suministro. De hecho, ¿merece la pena preocuparse por algo tan insignificante?
Hasta ahora, las previsiones de los analistas sólo han afectado a una pequeña parte del PIB. Por ejemplo, todos los productos procedentes de China que se venden en Estados Unidos representan alrededor del 1,5% del producto interior bruto de este país. Lo que significa que este impuesto del 60% no tocará la mayor porción del pastel económico.
En cuanto al impacto mínimo en las exportaciones mundiales, se manifiesta en el hecho de que los bienes procedentes de otros países representan alrededor del 12% del PIB estadounidense. Así pues, un impuesto del 10% sobre estas importaciones elevaría el nivel general de precios en torno al 1,2%. La principal contribución a la subida de precios provendría precisamente de este impuesto.
Tras las batallas comerciales entre EE.UU. y China, el impuesto medio que EE.UU. aplica a los productos chinos ha aumentado hasta el 19,3% y a los productos de otros países hasta el 3%. Se espera que el impacto sobre la inflación se deje sentir antes de que EE.UU. pueda crear la capacidad necesaria para sustituir estas importaciones.
Si otros países ofrecen bienes a precios competitivos, la presión sobre los precios podría aliviarse. Pero la escasez de bienes y la falta de alternativas podrían suponer un verdadero shock inflacionista.
El efecto directo de los impuestos propuestos por Trump sería del 1,8% en dos años. Pero no olvidemos los efectos indirectos y las interrupciones de la cadena de suministro que podrían aumentar significativamente esos costes. ¡Parece la receta para un cóctel inflacionista!
Comentarios: