El jueves 6 de junio, el BCE celebra su próxima reunión de política monetaria. Se espera un recorte de tipos de 25 p, sobre todo porque la medida ha sido anunciada en repetidas ocasiones por los miembros del consejo de gobierno.
La principal fuente de optimismo que empuja al euro al alza es que el sector manufacturero de la Eurozona ha iniciado una fuerte recuperación, con un saldo de pedidos e inventarios que en mayo alcanzó su nivel más alto en dos años. Las tensiones en el mercado laboral van en aumento, ya que el número de personas empleadas creció un 0,3% en el primer trimestre, lo que significa que la economía sigue creando nuevos puestos de trabajo.
El panorama de la inflación en la eurozona es desigual. La contribución del sector servicios al índice general se sitúa en torno al 3,7% interanual, y aquí la tendencia a la baja es débil, mientras que los productos manufacturados del espectro no energético aumentan sólo un 0,9% interanual. La inflación interna, es decir, la no exportada, sigue siendo demasiado alta, del 4,3%, y su descenso parece constante, pero el ritmo es lento.
Durante las reuniones de marzo y abril del BCE, su Presidenta Lagarde subrayó que en junio sabrían "mucho más", y los indicadores clave desde entonces han sido el inesperado repunte de la actividad en abril, que continuó en mayo, y el descenso de la inflación menor de lo esperado. El riesgo es que la inflación no caiga tan rápidamente como sugieren las previsiones, lo que significa que el BCE no recortará los tipos tan agresivamente como ven actualmente los mercados. Si estas preocupaciones ganan fuerza, la trayectoria de los recortes de tipos será menos pronunciada, lo que en general apoyará al euro debido a la persistencia de rendimientos más altos.
Por ejemplo, la tasa de crecimiento salarial de la eurozona en el primer trimestre fue del 4,7%, un 0,2% más que el trimestre anterior. Y aunque el BCE ha subrayado que este crecimiento se debe en gran medida a efectos de base, con indicadores más rápidos que apuntan a salarios más bajos, el riesgo de que el BCE se niegue a recortar los tipos sigue sin poder ignorarse, que es quizá lo que los mercados están teniendo en cuenta a la hora de seguir comprando euros.
El mercado ya ha tenido en cuenta un posible recorte de los tipos, por lo que es poco probable que el resultado de la reunión del BCE provoque una venta masiva del euro. Los mercados dan por sentado que el ritmo de recuperación de la Eurozona es más rápido de lo previsto, por lo que los riesgos están a favor de una trayectoria de recorte de tipos más lenta que al revés, por lo que las posibles sorpresas están a favor de una nueva subida.
La posición larga neta en euros aumentó rápidamente durante la semana de referencia, de 3.300 millones a 5.600 millones, y el posicionamiento pasó de neutral a alcista. El precio de liquidación está por encima de la media a largo plazo y sigue subiendo.
El par EUR/USD se corrigió ligeramente tras una subida bastante fuerte el 14 y 15 de mayo, encontrando soporte en la zona de 1,0800/20. Esperamos que el crecimiento se reanude con el objetivo de 1,0970/80, la probabilidad de una caída más profunda a 1,0700/20 es baja, el impulso alcista está ganando fuerza.