El jueves, la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, anunció que 130 países, que representan más del 90% del PIB mundial, acordaron apoyar la propuesta de la OCDE sobre la tasa impositiva corporativa mínima.
La nueva tasa podría acabar con la práctica de las grandes corporaciones, en las que buscan países con tasas impositivas más bajas para trasladar allí su sede.
Durante décadas, Estados Unidos ha competido con otros países en materia tributaria, reduciendo primero las tasas de impuestos corporativos y observando a otros países seguir su ejemplo. Yellen dijo que esta competencia no ha resultado en nada, sin mencionar que ha privado a los países de obtener fondos para inversiones importantes como infraestructura y educación.
El nuevo tratado, que eleva la tasa impositiva corporativa mínima global al 15%, permitirá a los países generar alrededor de $150 mil millones en ingresos fiscales al año.
Pero la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) dijo que algunos países como Irlanda y Hungría aún no se han sumado a la reforma.
Mientras tanto, todos los países del G20 han expresado su apoyo al acuerdo.
El acuerdo incluye la regla de que los impuestos irán a los países donde las grandes corporaciones obtienen ganancias, no a los países en los que tienen su sede.
Aparte de esto, la administración Biden también está presionando por una reforma fiscal dentro de los Estados Unidos. Hasta ahora, la propuesta es subir los impuestos del 21% al 28%.