El oro está flotando hacia los lados después de retroceder por debajo del retroceso de Fibonacci del 38,2% y el nivel de 1,800. El impulso direccional en el precio está ausente, alimentando una fase de consolidación en el metal precioso.
Los osciladores de corto plazo también carecen de sugerencias claras relacionadas con la próxima trayectoria del precio, ya que el impulso parece haberse agotado. El MACD está plano por debajo de su línea de activación roja estática ligeramente al norte del umbral cero, y aún no ha señalado ninguna preferencia direccional convincente en el precio.
Para impulsar el impulso alcista, los compradores tendrían que presionar inicialmente por encima de una zona de resistencia en 1,808. Superando esta dura barricada, la barrera de reducción de 1,827-1,834, que comenzó a formarse a mediados de julio, podría interrumpir avances adicionales. Sin embargo, los compradores deben superar este obstáculo y el límite de resistencia de 1,844-1,855 antes de ver el máximo menguante interior de 1,870 a partir del 10 de junio.
En el escenario negativo, los vendedores se enfrentan a una base de soporte inmediata de 1,772-1,781, que se ve reforzada por el soporte de oscilación más baja. Al llevar el precio de la materia prima por debajo de esta barrera, el próximo soporte objetivo puede surgir desde el área de 1,715-1,727. A partir de aquí, si la demanda de oro continúa disminuyendo, el precio podría apuntar a la base a largo plazo de 1,660-1,680.
En resumen, en el panorama a corto plazo, el oro mantiene un tono neutral que fluctúa principalmente entre 1,715 y 1,834. Dicho esto, una ruptura preliminar por debajo de 1,772 o por encima de 1,834 podría poner en marcha un curso de precios.