El par libra/dólar saltó ayer más de 200 pips, reaccionando a la publicación de los datos sobre el crecimiento de la inflación en Estados Unidos. La publicación de estos datos puso fin al debate sobre los próximos pasos de la Reserva Federal, al menos en el contexto de la reunión de diciembre. La probabilidad de que la Fed suba las tasas de interés en diciembre ha caído al 5%, lo que significa que el mercado está casi seguro de que el regulador estadounidense mantendrá el statu quo el mes que viene. El informe sobre la inflación actuó como un jarro de agua fría para los toros del dólar. La semana pasada, los representantes de la Fed (incluido Jerome Powell) calentaron al público con sus declaraciones de línea dura, por lo que el brusco cambio de sentimiento golpeó bastante al billete verde. El índice del dólar estadounidense cayó de 105,60 a 103,80 en apenas unas horas, lo que refleja la reacción contraria de la divisa estadounidense. El par GBP/USD no se quedó atrás y alcanzó un máximo de dos meses, probando la cifra de 25 por primera vez desde septiembre.
Pero, como suele decirse, no todo ha sido en vano. La libra no se durmió en los laureles durante mucho tiempo, ya que después de EEUU se publicó el informe de inflación en el Reino Unido. Puede decirse que hoy los compradores de gbp/usd también recibieron un jarro de agua fría, ya que casi todos los componentes de la publicación británica se situaron en la zona roja. Y aquí también se pueden sacar ciertas conclusiones, en primer lugar sobre las perspectivas de endurecimiento del MPC del Banco de Inglaterra. Estas conclusiones no favorecen a la libra, ya que sugieren que el banco central mantendrá el statu quo al término de las próximas reuniones.
Así, el índice general de precios al consumo en términos mensuales en Gran Bretaña bajó bruscamente a cero (con la previsión de un descenso al 0,1%) tras dos meses de crecimiento consecutivo (en septiembre, este indicador se situó en el 0,5%). En términos anualizados, el índice general también se situó en números rojos, con un 4,6% (la previsión era del 4,8%), la tasa de crecimiento más débil desde octubre de 2021. A modo de comparación, el IPC general se situó en el 6,7% interanual en septiembre.
Una línea aparte debería ser el principal índice de precios al consumo, que no incluye los precios de la energía y los alimentos. En junio y julio fue del 6,9%, pero en agosto bajó al 6,2%. En septiembre, el índice volvió a mostrar una tendencia a la baja (6,1%), al igual que en octubre - 5,7% (mientras que la mayoría de los expertos preveían un descenso hasta el 6,0%). Se trata del valor mínimo del indicador desde marzo de 2022.
El índice de precios al por menor, que utilizan los empresarios británicos en las negociaciones salariales, se situó igualmente en la zona roja: -0,2 m/m, con una previsión de crecimiento del 0,1% m/m y del 6,1% interanual (con una previsión de crecimiento del 6,3%), el valor más bajo en dos años y la tasa de crecimiento más débil del indicador desde octubre de 2021.
Sin embargo, algunos componentes de la publicación se situaron en la "zona verde", pero aún permanecieron en territorio negativo. Así, el índice de precios de compra al productor en términos anuales "subió" al -2,6% (con una previsión del -3,3%), y el índice de precios de venta al productor - se situó en el -0,6% interanual con una previsión de descenso al -1,0% interanual.
Comentando el informe publicado, el economista jefe de la Oficina Nacional de Estadística declaró que el descenso de la inflación se debía a la bajada de los precios de la energía. Dijo que la tendencia a la baja de los principales indicadores se debía a la caída este mes del tope de precios de la energía, que limita la cantidad que los proveedores pueden cobrar a los consumidores por unidad de energía.