El par EUR/USD cerró la semana de operaciones anterior en 1,1126, reflejando la fortaleza del dólar estadounidense. Al comienzo de la semana (18 de julio), los operadores alcistas de EUR/USD alcanzaron un máximo de precio de casi un año y medio en 1,1276. Sin embargo, el impulso cambió a favor de los bajistas y el par cayó gradualmente, disminuyendo finalmente en 150 pips.
No obstante, no se habla de una reversión de tendencia (aún). Si observamos el gráfico semanal de EUR/USD, podemos observar un movimiento correctivo después de un fuerte aumento de 400 pips que presenciamos a principios de este mes. Hace solo tres semanas, el par se negociaba alrededor de 1,07-1,08, pero después de los datos del Índice de Precios al Consumidor de EE. UU., los operadores cambiaron el rango de precios a 1,1130-1,1250. Desde un punto de vista formal, el par solo se ha movido hacia la banda inferior de este rango de precios. Para lograr una reversión de tendencia, los operadores bajistas de EUR/USD deben devolver el par al nivel de 1,10 y también consolidarse por debajo del objetivo de 1,1030 (la línea media del indicador Bollinger Bands, que coincide con la línea Kijun-sen en el gráfico de 1D). Si el precio se establece por debajo de 1,1030, el indicador Ichimoku formará una señal de "Cruce de Muerte" (Dead Cross), con las líneas Tenkan-sen y Kijun-sen en el gráfico diario posicionadas por encima del precio y la nube Kumo por debajo. En este caso, se pueden tomar posiciones cortas. Pero por ahora, la situación sigue siendo incierta. Los eventos clave durante la semana determinarán la dirección del movimiento de precios a mediano plazo.
La Fed y el BCELa Reserva Federal y el Banco Central Europeo anunciarán decisiones cruciales sobre tasas de interés esta semana (el 26 y 27 de julio, respectivamente). Los resultados formales de las reuniones de julio están prácticamente predeterminados. Según la herramienta CME FedWatch, hay un 99,5% de probabilidad de que el nuevo rango de fondos federales después del anuncio del miércoles sea del 5,25% al 5,50%. Esta probabilidad no ha bajado del 70% en las últimas tres semanas, incluso después del último informe de inflación. El BCE está atravesando una situación similar. En junio, después de la reunión anterior, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, anunció un aumento de tasas en julio. En sus discursos posteriores, no ha puesto en duda este escenario.
En otras palabras, este es uno de esos casos en los que los resultados formales de las reuniones están predefinidos de antemano, con una probabilidad de realización casi del 100%.
Sin embargo, el enfoque se desplaza hacia las perspectivas futuras. Por ejemplo, después del informe de inflación de EE. UU., ha habido más discusiones sobre si el banco central realizará el "acorde final" en julio. La mayoría de los economistas encuestados por Reuters (87 de 106) afirmaron que, en su opinión, el aumento de tasas de la Fed en julio podría ser el último paso de su actual ciclo de ajuste. Esta visión predomina en el mercado. Si el banco central de EE. UU. señala que la decisión de julio será la última en el ciclo, el dólar estará bajo una presión significativa. A pesar de la amplia discusión de este escenario, no es el único, especialmente a la luz de las declaraciones moderadamente agresivas de algunos funcionarios de la Fed. En particular, Christopher Waller y Mary Daly han instado a sus colegas a no abandonar la postura agresiva "ya que la inflación aún no ha sido derrotada" después del informe de inflación.
En cuanto al BCE, el enfoque también está en las perspectivas futuras de endurecimiento monetario. Durante las últimas semanas, Lagarde ha cambiado de postura varias veces. Durante su discurso en un foro en Sintra, suavizó inesperadamente sus palabras, evitando confirmar cualquier paso adicional hacia el endurecimiento monetario después de la reunión de julio. Sin embargo, el lunes pasado, la presidenta del BCE hizo declaraciones más agresivas, señalando que la inflación en la eurozona sigue por encima del nivel objetivo del 2%, y por lo tanto, el BCE tiene "mucho trabajo por delante".
Por cierto, esta semana el Índice de Precios al Consumidor Core (IPC) para junio fue revisado al alza. Según la estimación inicial, el IPC central aumentó un 5,4% el mes pasado, mientras que la estimación final muestra un aumento del 5,5%. Dado que la dinámica de la inflación central siempre ha sido una preocupación particular para los funcionarios del BCE, este resultado puede fortalecer el sentimiento agresivo de la mayoría de los miembros del BCE.
Por lo tanto, existen ciertos requisitos previos para que la Fed no haga ningún favor al dólar, mientras que el BCE se convierte en un "aliado" del euro, en medio de la desaceleración de la inflación en EE. UU. y la aceleración de la inflación central en la eurozona. Sin embargo, algunos representantes de la Fed han mantenido una postura agresiva, por lo que tampoco se debe descartar el escenario "moderadamente agresivo".
PIB de EE. UU. y másLos datos clave sobre el crecimiento de la economía de EE. UU. para el segundo trimestre se publicarán el jueves 27 de julio. Como recordatorio, en el primer trimestre, según la estimación final, el PIB de EE. UU. creció un 2,0%, mientras que la estimación inicial fue del 1,3%. En el segundo trimestre, se espera que la economía de EE. UU. acelere un 1,7%. Un lanzamiento "en rojo" pondrá presión sobre el dólar, aunque en este caso, la reacción de los operadores dependerá en gran medida de la reunión de la Fed en julio, cuyos resultados se conocerán un día antes del informe.
En general, el calendario económico para la semana está lleno de eventos, además de las reuniones de la Fed y el BCE. Por ejemplo, el lunes se publicarán los índices PMI, el martes tendremos los índices IFO de Alemania y el indicador de confianza del consumidor de EE. UU., el miércoles el volumen de ventas de viviendas en el mercado primario de EE. UU. y el jueves, el mencionado informe de crecimiento del PIB y el volumen de pedidos de bienes duraderos. Y finalmente, el viernes, el índice central de Gastos de Consumo Personal (PCE), que es un indicador clave de inflación para la Fed. Según las previsiones de la mayoría de los expertos, en junio, el indicador se desacelerará al 4,2% interanual (lo que será el valor más bajo del índice desde octubre de 2021).
Sin embargo, todos estos informes, a pesar de su importancia real, permanecerán en la sombra de las reuniones de los bancos centrales. Al final de la próxima semana, quedará claro si los alcistas pueden retomar la tendencia alcista y alcanzar el nivel de 1,13, o si los bajistas tomarán la iniciativa y llevarán el precio de vuelta al área de 1,07-1,08.