El problema en curso sobre el techo de la deuda de EE.UU. continúa afectando a los mercados. El lunes, la Secretaria del Tesoro, Janet Yellen, reiteró sus advertencias de que podría producirse un impago tan pronto como el 1 de junio si no se llega a un acuerdo. Un centro político bipartidista y la Oficina de Presupuesto del Congreso respaldaron estas declaraciones. También existe un riesgo de que si no se alcanza un acuerdo antes del 1 de junio, el presidente de EE.UU., Joe Biden, invocará la 14ª Enmienda.
Biden, quien inicialmente tenía planes de visitar Papúa Nueva Guinea y Australia después de la reunión del G7, anunció que recortará su viaje y regresará directamente a los Estados Unidos. Este plan es probablemente lo que influyó en el tono optimista y las declaraciones de todas las partes inmediatamente después de concluida la segunda reunión sobre el techo de la deuda. El presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, incluso dijo que se podría llegar a un acuerdo esta semana a pesar de que ambos lados todavía están muy lejos. Explicó que se podría llegar a un acuerdo en dos partes. La primera parte es una extensión a corto plazo, después de la cual se pueden llevar a cabo negociaciones más extensas más adelante.
El líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer, está de acuerdo con esta visión, añadiendo que varios funcionarios más podrían unirse a las discusiones. Más tarde, la Casa Blanca anunció que el Presidente asignaría a dos de sus principales asesores para negociar un acuerdo de deuda con los republicanos.
La base de este nuevo optimismo para evitar un impago de EE.UU. reside en una extensión a corto plazo. Dado que las ideologías republicanas y demócratas siguen estando muy alejadas, una extensión a corto plazo es la única manera de llegar a un acuerdo antes de finales de la semana. Después de todo, se trata de una especie de negociación bilateral, que consta de soluciones a corto plazo, seguidas de negociaciones más detalladas.