Los precios del gas en Europa subieron el miércoles después de que Alemania suspendiera la aprobación y el lanzamiento del gasoducto Nord Stream 2.
El oleoducto enfrentó una fuerte oposición de Estados Unidos y algunos estados europeos porque creen que su lanzamiento hará que Europa dependa demasiado de Rusia.
Pero los gobiernos de varios otros países europeos dicen que la nueva conexión es vital para asegurar el suministro de energía, ya que nuevos aumentos de precios desencadenarán una mayor inflación, que ya está por encima del objetivo.
Las últimas previsiones dicen que los precios del gas en los Países Bajos subirán un 8% a 101,60 euros el próximo mes, después de subir casi un 60% en noviembre. Esto todavía está por debajo del nivel máximo de 155€, que se registró el pasado 6 de octubre.
Los informes también indicaron que el contrato de gas holandés de enero subió un 7,8% a 101,61€, mientras que los precios del gas en el Reino Unido aumentaron casi un 12% en los primeros tres meses de 2022, a 2,45 libras.
Debido a la demora, Reuters proyecta que el Nord Stream 2 se lanzará alrededor de marzo de 2022. Sin embargo, la Asociación de Empresas del Este de Alemania dijo que confía en la decisión de Alemania porque toma una cuidadosa consideración de los intereses de los consumidores y operadores de oleoductos.
Según algunos analistas, el proceso de certificación podría llevar meses, e incluso existe la posibilidad de que la certificación no se complete hasta abril del próximo año, o se extienda hasta agosto de 2022.
Pero los altos precios de la energía en Europa y en todo el mundo ya están alimentando la inflación, lo que a su vez podría empujar a los bancos centrales a subir las tasas de interés antes de lo planeado.
Los datos recientes mostraron que la inflación tanto en la Unión Europea como en el Reino Unido saltó por encima del 4% en octubre, más del doble del objetivo del banco central.
Pero Alemania argumentó que retrasaron la certificación del Nord Stream 2 porque de acuerdo con la ley, es necesario crear una subsidiaria en el país primero para obtener una licencia de operación.
El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, también dijo que podría cerrar el oleoducto en represalia por las recientes sanciones de la UE.