El dólar estadounidense sufre un disgusto y el mercado bursátil estadounidense sigue animado.

Pues bien, el viernes pasado fue el discurso del presidente de la Fed, Jerome Powell, que los mercados llevaban esperando quince días. Recordemos que la pregunta clave a la que querían responder los mercados era cuándo empezaría la Fed a reducir su programa de flexibilización cuantitativa, lo que podría ser el primer paso de un endurecimiento de la política monetaria. Desgraciadamente, a mediados de la semana pasada quedó claro que Powell estaba seguro al 99% de que no iba a anunciar ningún calendario concreto, y que su discurso sería "sobre fútbol". En otras palabras, Powell mencionará naturalmente la recuperación del mercado laboral, o la inflación, o el "coronavirus", pero el mercado no escuchará nada específico. Finalmente, así es como resultó. Jerome Powell volvió a decir que la inflación se había disparado debido a factores temporales, que dejarán de tener impacto hacia finales de año y la inflación empezará a desacelerarse. La Fed, por su parte, está dispuesta a intervenir en cualquier momento y a aplicar todos los instrumentos a su alcance para frenar la aceleración de los precios al consumo. Según Powell, la mayoría de los miembros del Comité Monetario apoyan la idea de empezar a reducir el programa de compra de activos, que ahora asciende a 120.000 millones de dólares al mes. En la última reunión de la Fed, el director de la entidad dijo que opinaba que la economía estadounidense se está recuperando a buen ritmo y apoyó la retirada del QE este año, si el ritmo de crecimiento continúa. Asimismo, en opinión de Powell, el mercado laboral se está recuperando a un ritmo excelente y la inflación tiene todas las posibilidades de alcanzar un nivel sostenible del 2%.

¿Qué entendieron los mercados de lo dicho por Powell? En primer lugar, que la Reserva Federal en su conjunto va a reducir el programa QE en 2021. En segundo lugar, que la Reserva Federal no se apresuraría a anunciar un desmantelamiento del QE debido al "coronavirus", que vuelve a suponer una amenaza para la economía estadounidense y su recuperación. Básicamente, los mercados sabían todo esto incluso antes del discurso de Powell en Jackson Hole. Por lo tanto, la "hora X" se pospone al 22 de septiembre, cuando la Fed termine su reunión ordinaria y anuncie los resultados. Conviene señalar que el mercado de divisas se sintió decepcionado por el discurso de Powell. La moneda estadounidense bajó unos 50 puntos frente al euro y 60 puntos frente a la libra. Sin embargo, no se puede decir que haya sido una fuerte caída de la moneda estadounidense. En cambio, los índices bursátiles estadounidenses subieron el viernes y volvieron a marcar nuevos máximos. Es lógico: la Fed no ha anunciado el fin del QE, lo que significa que durante algún tiempo bombeará dinero a la economía, parte del cual se trasladará al mercado de valores, para seguir provocando su crecimiento.